viernes, 30 de mayo de 2014

Casinos en chile

Tengo la impresión de haberme explicado mal. Como si hubiera escrito un post en contra del matrimonio. Y no es así... con lo que me gustan las bodas a mí... bueno, en realidad no me gustan nada: me horripilan, me espantan, me dan urticaria... y sí que me gustan...

Me explico.

Comenzaré diciendo que la intención de mi comentario anterior era compartir con vosotros la inquietud que me producen los dogmáticos, en este caso concreto, del matrimonio. Me parece estupendo que la gente se case, pero también que se descase, si eso es lo que quieren. Vamos, que cada cual haga lo que se le ponga en el moño. Casinos online chile era un post anti-casorio, si no a favor de la libertad de elección en todo momento, y una loa a la ley del divorcio, tan necesaria y útil, una especie de bala en la recámara por si el contrario nos Click aquí de parecer lo más estupendo del mundo y del extranjero...

Pero en ningún caso hago apología de la libre unión, del matrimonio, del divorcio o de ninguna otra cosa, porque a mí me importa un pito el estado civil de los otros, siempre y cuando sean felices. Sólo digo que existen opciones, y que están ahí para usarlas a nuestra conveniencia. Y que es bueno que existan opciones para cambiar las elecciones equivocadas.

Dicho esto, mi postura personal es que me gustan las bodas. Mas exactamente, las bodas en las que soy yo la que se casa, que como aún no ha sucedido tal evento, sólo son bodas imaginarias, pero qué bien me lo paso pensándolas.

Porque a mí, las bodas de los otros, o sea, a las que me Casinos online chile, en un 99%, me horrorizan. A poca vida social que uno tenga, le toca asistir a una, a veces la de uno mismo. Y este acontecimiento, que para algunos es motivo de alegría y excusa perfecta para lucir la pamela -no saben cuánto les envidio-, a mí me pone de los nervios, supone un ataque a mi precaria economía y a mi delicado sentido estético.